viernes, abril 21, 2006

Urobudo


Me parece que me voy a dedicar al Urobudo, un nuevo estilo marcial que es todos y ninguno. Se basa en la idea de la serpiente Uroboros, el principio y el fin devorándose a si mismos.
¿Por qué? Porque creo que todo es útil e inútil al mismo tiempo. Creo que la búsqueda marcial debe ser algo privado y personal. Los clubs estan bien, y me gusta mucho el club de Judo en el que paso, siempre que puedo, 4 horas semanales. Y aunque también me gustan otros estilos que he practicado, Kungfu, Aikido, Esgrima... Al final me siento escalvo de ideas que no comparto y que no consigo ver claras. Así que creo que voy a especializarme en este nuevo estilo: Urobudo, un estilo que se basa en practicar cualquier cosa que consideras util con gente que consideras buena, para comprender el significado de la vida humana, y para estar preparado, en forma y alegre.

sábado, marzo 04, 2006

La importancia de la Vía Marcial

Empezaremos situándonos correctamente en la idea de que las artes marciales le son propias al ser humano y por lo tanto no pertenecen ni a Oriente ni a Occidente.

Evitaremos en todo momento entrar en especulaciones inútiles acerca de la eficacia de estilos o de nacionalidades, rechazando como razonamiento válido está debilidad personal.

La única eficacia mesurable que convierte un acto violento en parte del Arte es la efectividad para elevar el espíritu humano, no su efectividad destructiva. La efectividad destructiva es un capricho del Caos y por lo tanto no es una vía válida, pues lleva a las personas a la perversión y la megalomanía.
Mediante la comprensión de su propia naturaleza viva y su conexión con el Universo, el hombre ha encontrado la Vía Marcial. En ella la única victoria justificable es la de las propias debilidades y el único enemigo que merece la pena derrotar es el enemigo interior.

La exteriorización del Arte al nivel marcial busca como único objetivo la amistad y la prosperidad mutuas. Y fuera de este objetivo, solo existe la vileza humana, que debe ser anulada a cualquier precio. Idealmente mínimo.
Por lo tanto, el artista marcial debe saber encontrar el mejor empleo de la energía y por esto necesita dedicarse al entrenamiento constante.

Estas sabias palabras, han sido sobre todo cultivadas en Oriente, fundamentalmente por el filósofo chino Lao Tse y muy posteriormente por el monje-guerrero japonés Takuan. Su interpretación moderna se debe casi en exclusiva a los guerreros japoneses Kano Jigoro Sihan (recopilador del Judo) y O-Sensei Morihei Ueshiba (creador del Aikido).
Estos sabios no son los únicos referentes que existen. Podemos encontrar otras interpretaciones válidas en una amplia variedad de personalidades históricas. También en Occidente, grandes hombres de guerra han ocupado el papel de protagonistas durante los momentos y en los lugares donde por desgracia la Vía Marcial ha tenido que imponerse.
Quizá el mejor orador y el mejor sabio guerrero que ha existido en la historia moderna mundial sea de hecho Winston Churchill, que en términos claros y obvios define ciertos aspectos de la Vía Marcial en sus tres charlas más famosas, cuya lectura recomiendo:


La Vía Marcial es filosóficamente una solución a los conflictos que surgen, a todas las escalas sociales, entre los intereses individuales competitivos y la naturaleza altruista de la humanidad como especie.

La violencia la genera el pueblo, en contra de lo que se cree, y la evitan o la anulan los sabios mediante la guerra. Por este motivo, todos sabemos que la violencia solo obedece a los deseos primarios, mientras que la guerra esta gobernada por las leyes de los sabios.

Comprendiendo esto, ya debería quedar justificada la importancia de la Vía Marcial y la necesidad de su entrenamiento. Pero podría argumentarse que algunos hombres tendrían que dedicarse a cultivar esta vía guerrera pudiendo otros didicarse a la vía de la paz. Esta interpretación no es aceptable. No existe esta vía.

No es correcto si atendemos a la naturaleza violenta del Universo, la cual no puede negarse. Como sentencia, debemos comprender que la existencia se debe al cambio, pues sin cambio no habría existencia debida a la ausencia del momento y del tiempo. Por lo tanto, nos guste o no, la violencia del Universo es la razón de que exista la materia, y por tanto, también de la evolución de la vida.

La paz no es el estado natural de las cosas y por lo tanto en si misma no es una vía válida. La paz es un estado artificial debido únicamente a la virtud de los guerreros, que únicamente es garantizada mediante la dedicación y el sacrificio. Esto es la base de la Vía Marcial. Esta servidumbre hacia el mantenimiento de la paz se refleja en los dos términos más elevados que se refieren al guerrero marcial, tanto en Oriente como en Occidente:
Samurai es la pronunciacion moderna de un kanji que significa "el que sirve al señor de la guerra" y Caballero proviene del término germánico knight o cniht en inglés antigüo, cuyo significado era sirviente, y del término latino miles que significa soldado. Por lo tanto en occidente caballero significa lo mismo que samurai en oriente: soldado-sirviente.

¿Puede evitarse la violencia? Universalmente no, destruiría el Universo. Pero puede evitarse localmente y también puede controlarse, incluso universalmente (en teoría). Aunque quiza esto modificaría drásticamente el Universo o sea una contradicción a sus leyes físicas.

La gran verdad es que merece la pena controlar la violencia cuando esta no es justificable. De esta verdad surge la importancia de entrenar y comprender las artes marciales como método para alcanzar la sabiduría. Esto es también un objetivo que todo hombre ansía por su propia naturaleza espiritual y que es instintiva para garantizar su libertad individual.

¿Como se evita la violencia?
La violencia domina cualquier acto no controlado mediante un esquema básico: Primero se actua sin sabiduría y esto genera situaciones incontrolables. Después estas situaciones se tornan eventualmente violentas.
Por lo tanto, la violencia puede evitarse comportandose sabiamente.

Merece la pena detenerse en las implicaciones de esta interpretación de la violencia: ¿Quien permite que exista la violencia? ¿El que la ejerce o el que se rinde a ella? Esta paradoja se resuelve cuando comprendemos que la violencia simplemente existe. Por lo tanto, ambos individuos (el agresor y el que se deja agredir) son culpables de no evitarla.
Esta es otra razón que justificaría el entrenamiento marcial por parte de todos los seres humanos, tanto los guerreros como los civiles.

La guerra es un tipo de violencia controlada, mediante la cual los guerreros anulan la violencia incontrolada cuando los actos imprudentes han desencadenado situaciones peligrosas incontrolables.
Para evitar la guerra, deben evitarse las imprudencias que la justifican.

La imprudencia se genera cuando se ignora la sabiduría. Así es como se desata eventualmente la violencia.

No prestar atención a la Vía Marcial es ignorar la sabiduría. Y por eso todo hombre debe comprender y estudiar las artes marciales. Entonces, todo hombre es capaz de evitar la violencia y solo así la Paz es posible y es duradera.

Si no se tiene esto en cuenta, las imprudencias se repiten una y otra vez.

Negar la violencia es insensato y carente de sabiduría y de espiritualidad. Es el pacifismo mal entendido. Esta doctrina lamentablemente esta muy extendida y es apoyada por muchas interpretaciones, por lo tanto imprudentes, acerca de la naturaleza humana. La mayoría de las veces estas interpretaciones se deben a una incorrecta asimilación de lo que significa la vida y el consiguiente miedo a la muerte, lo que justificaria perder la libertad a cambio de conservar la vida.
Otras veces se debe al sectarismo político o religioso que intenta manipular el espíritu libre del hombre.

La Vía Marcial nos enseña muchas cosas, de ellas la más importante es a cultivar la paz y la armonía entre los hombres como si se tratara de un campo fértil y también nos enseña a cuidar de uno mismo, pues todo hombre es una semilla de virtud. Pero también nos enseña a vencer el miedo a la muerte mediante la experiencia de la naturaleza de la violencia, que es implícita a la Vía Marcial.

La vida es una consecuencia de la muerte, sin ella la vida no tiene sentido. La muerte, es la estrategia de la materia viva para preservar la energía (Ki) y escapar a la violencia destructiva que creó y que mantiene la dinámica (Tao) del Universo.

Es interesante reflexionar sobre como la Ciencia ha llegado a la misma interpretación de la vida (o cuando menos a una compatible) cuando miles de años antes llegaron ya a esta interpretación los sabios orientales, y quizá antes incluso, el hombre prehistórico adorador de la naturaleza. Transcribiendo del prólogo del libro Al Otro Lado de la Niebla, de mi admirado Juan Luis Arsuaga, quisiera añadir un párrafo de bellas palabras:

Lo que he pretendido, en definitiva, es asomar al lector a los viejos tiempos de la prehistoria, cuando el mundo era joven, y mostrar a nuestros antepasados como de verdad fueron: orgullosos, pero no altaneros; conocedores de la naturaleza, pero no sus amos; a veces violentos, pero también delicados y tiernos. En ningún caso inferiores a nosotros en sentimientos, talento o grandeza. Esta es, por decirlo de otra manera, una leyenda del tiempo en que éramos príncipes, los príncipes del bosque y de la estepa.

Es por esto que el Analandés considera que durante mucho tiempo, la civilización y la política, la religión y el desarrollo tecnológico, han confundido al hombre y es ahora cuando gracias a la Ciencia retornamos a la verdadera sabiduría, rendidos ya los dogmas, alzándonos victoriosos en el conocimiento puro.

El artista marcial conoce la naturaleza del universo incluso sin necesidad del método científico. Y sabe que la vida y la muerte son lo mismo, y por tal que no teme a la vida, sientiéndose dueño y no parte de su cuerpo, tampoco teme a la muerte.

Por lo tanto practicar las artes marciales nos enseña algo maravilloso, que es a vivir sin miedo, o lo que es lo mismo: Amar Verdaderamente.

Lógicamente esto no puede comprenderse sin haberlo meditado, ni puede meditarse sin tener la experiencia. Esta crece con el entrenamiento y se alimenta de la constante dedicación al Arte.

Mediante la Vía Marcial se puede diferenciar entre lo que es caótico y lo que es verdadero para el hombre. Entre el espiritu violento (la incorrecta identificación del yo con la materia) y la verdad: El hombre como energía estrucutrada en el Universo.

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